24.06.2014 12:11 h

Shaqiri, la estrella suiza que quiere resurgir

Xherdan Shaqiri
Xherdan Shaqiri

Honduras apurará sus remotas opciones para estar en octavos del Mundial el miércoles ante una Suiza inmersa también en la pelea y en la que el indiscutible líder es Xherdan Shaqiri, unas de las grandes promesas del fútbol europeo, pero que todavía no ha brillado en el torneo.

El principal motor ofensivo de la 'Nati' ha disputado los dos partidos complets, 180 minutos de juego, pero no ha dejado para el recuerdo ninguna de las jugadas que le hicieron famoso con el Basilea antes de fichar por el Bayern Múnich. Contra Ecuador, en la victoria suiza por 2-1, estuvo muy desacertado en los disparos a puerta y no tuvo un papel protagonista en el choque. En la derrota 5-2 ante Francia poco pudo hacer y se vio engullido como el resto del equipo por la apisonadora Bleu.

"Soy un jugador como los otros, no hay que esperar que sea más decisivo que los otros, soy un jugador entre once. Seguro que puedo ser decisivo, pero todo no reposa sobre mí, somos 11, incluso 23" señaló el lunes durante una conferencia de prensa en Porto Seguro.

Las posibilidades de Suiza pasan por sus botas 

Pero ni los periodistas en la sala de prensa ni los aficionados que escuchen al talentoso jugador se dejan engañar por esta declaración de humildad. Todo el mundo sabe que las posibilidades de Suiza de llegar lejos en Brasil-2014 pasan por las botas del que ya fuera líder en las categorías inferiores de la selección.

A los 22 años (35 internacionalidades y 9 goles), Shaquiri es un jugador técnico y potente, capaz de definir un partido en una jugada aislada. El Bayern Múnich lo fichó en 2012 con vistas a ser el sucesor de Franck Ribery a medio plazo. "Shaqiri tiene clase, instinto y calma con el balón", destaca el seleccionador suizo Ottmar Hitzfeld. "Es un jugador esencial, sin él nuestro potencial ofensivo no es el mismo", añade su ayudante Michel Pont.

El 'Messi de los Alpes' 

Ante tanta expectación, las pobres actuaciones del 'Messi de los Alpes' han provocado algunas críticas. "Lo que se ha escrito sobre mí me da igual, lo importante para mí es tener la confianza del equipo, que sepa que doy todo por él", dijo al respecto. Pero finalmente se suelta: "Me enfada que se escriba siempre sobre mí... ¡No voy a driblar y remontar todo el campo! Necesito del equipo".

Shaqiri también se agarró en la rueda de prensa al argumento de la 'pequeña Suiza', utilizado en la selección tras el varapalo ante Francia. "No somos Alemania, España o Brasil, somos la pequeña Suiza, tenemos que jugar todos juntos y así irá bien", dijo. El mediocentro defensivo Valon Behrami protege al faro del equipo: "Esperamos más, pero no sólo de él, sino de todo el mundo. Es muy fácil hablar de un jugador, sobre todo cuando perdemos, pero tenemos que seguir tranquilos". 

Pero Behrami reconoce el estatus especial de su joven compañero. "Es un jugador que puede cambiar el partido cuando él quiere, necesitamos darle las mejores condiciones", subrayó.

Quitar presión al 'Baby Popeye'

Los compañeros buscan quitar presión al 'Baby Popeye', otro apodo que recibe debido a su escasa altura (1,69 metros) y gran musculatura; con 44 centímetros de gemelo y 60 de muslo, medidas dignas de un culturista. Una de las razones que puede explicar el pobre rendimiento de Shaqiri en el Mundial es su irregular temporada, marcada por tres lesiones en siete meses en el muslo derecho. Con únicamente diez partidos de titular, el futbolista se ha estancado tras una primera campaña prometedora en el gigante bávaro.

"No pienso para nada en la última temporada, estoy contento de estar de nuevo físicamente preparado y disponible al 100%", explicó el lunes. Shaqiri vivió su primera experiencia mundialista hace cuatro años en Sudáfrica, cuando jugó 13 minutos ante Honduras. Entonces el empate sin goles había supuesto la eliminación de la 'Nati' en la primera fase; una misma situación a la que se enfrentará e intentará evitar el miércoles la esperanza suiza.

afp